Las Dos Caras de Juárez

Morgan Smith
El 17 de agosto fue un viernes caluroso cuando cruzamos el puente a Juárez con toda la gente por la Avenida Benito Juárez. Un taxista sin dientes, pero muy alegre, nos llevó a la Plaza de Toros Alberto Balderas y nos comentaba que la ciudad estaba muy tranquila. Esa era una de las caras de Juárez. La otra eran los 73 homicidios que hubo en los primeros 13 días de agosto, un nivel de violencia similar al de los años más duros desde 2010 hasta 2013. Casi cancelé nuestro viaje.
Juárez enfrenta otras dificultades: La incertidumbre sobre las elecciones para Presidente Municipal entre Javier Gonzalez Mocken, candidato del partido Morena y Armado Carbada; la presión de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) elegido presidente en las elecciones de 1 de julio para hacer más por los pobres y aumentar el vergonzoso salario mínimo mexicano; (aquí en Santa Fe se puede ganar en una media hora lo mismo que se puede ganar en un día en Juárez); las expectativas altas después de la elección de una persona tan diferente; y las preocupaciones sobre el futuro de NAFTA. Pero esos problemas no eran tan evidentes.
La gente comenzó a comprar sus entradas a eso de las seis y media. Estaban caras: Más de cincuenta dólares para sentarse a la sombra. Los toreros fueron Alfredo Rios, “El Conde,” de 44 años de edad, usando calcetines negros, algo que yo nunca he visto antes. Se jubiló hace pocos años y regresó, lo cual fue un error. No podía controlar sus dos toros, andaba perdido, pero afortunadamente no salió lastimado. Uriel Moreno, “El Zapata,” también de 44 tuvo más suerte, recibió dos orejas con su primer toro y merecía una oreja con el segundo. El muy guapo y atlético Antonio García, “El Chihuahua,” de 33 años y de la ciudad de Chihuahua fue la estrella. Ganó 3 orejas y un rabo y la gente tan animada le amaba. También puso las banderillas en una manera muy valiente, corriendo al frente del toro.
Al terminar la corrida salimos por la Avenida Benito Juárez hasta el puente fronteriza. Con tanta gente en la calle no podía imaginar que había una olla de violencia en Juárez. Pensamos en parar en el histórico Kentucky Club para escapar del calor, pero había una fila enorme. Juárez tiene sus luchas y sus dificultades pero no era obvio esa viernes noche. Es una ciudad con dos caras y afortunadamente hemos visto solamente la cara más optimista.
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